Acolchado con cuatro tipos diferentes de gomas, el estudio de Botera se focaliza en la comodidad. A partir de un cojín regordete se extiende el respaldo, alto o bajo, que lleva al sillón a dialogar con un lenguaje modular. Es precisamente en las composiciones donde Botera, de hecho, se convierte en un elemento para compartir, del cual se desarrolla la vida social, rompiendo los últimos límites entre el hogar y el espacio colectivo, en favor de un entorno híbrido, delicado y personal. A Botera le gusta estar en compañía, especialmente en lugares públicos, pero en casa también le va bien por su cuenta.