Eran los años 70 cuando empezamos a experimentar con el vidrio de Murano y, aunque las generaciones han cambiado, el vidrio se sigue soplando como antes: se requiere un maestro vidriero y dos pulmones fuertes. Trabajar hoy con este material significa reinterpretar un plato de la tradición. Los ingredientes siguen siendo los mismos pero se le añade algo nuevo al sabor.