Ozz se convierte en luz y piedra. Se traslada de la intimidad doméstica al centro de la casa, mostrándose protagonista del espacio con un gran arco que atrae la atención sobre sí mismo. El diseño empieza en el hormigón y termina en la pantalla. En medio, el brazo se arquea con una parábola escenográfica que deja caer la luz.